martes, 16 de marzo de 2010

EVALUAR O EXAMINAR? HACIA UNA POLÍTICA PÚBLICA QUE FAVOREZCA LA EVALUACIÓN INSTITUCIONAL PARTICIPATIVA.

El presente trabajo tiene como objetivo aportar al debate sobre la Política de evaluación implementada en el presente sexenio denominado como ENLACE. De acuerdo con la Secretaría de Educación Pública “ENLACE es un gran ejercicio analítico, universal y censal para fortalecer la evaluación, la transparencia y la rendición de cuentas como factores clave de la calidad de la educación en México.”[1] Desde esa perspectiva se plantea que mediante la evaluación constante la educación elevará su calidad, ya que los centros escolares, los alumnos todos y sus padres de familia querrán salir mejor evaluados y harán lo necesario para lograrlo. El examen ENLACE es la “gran medida” de esta política. Desde 2006 se inició su aplicación primeramente sin mucha información, ni mucha difusión, hasta sin saberse que se haría con los resultados, sustituyendo y tomando como base la práctica de los Exámenes de Aprovechamiento Escolar que se aplicaba a los alumnos cuyos maestros participan en Carrera Magisterial, sólo ampliando el universo haciéndolo Censal, es decir, aplicándolo a todos los alumnos de Tercero a Sexto Grado de Primaria y a 3° de Secundaria, en 2009 se integran a todos los alumnos de Secundaria y se inicia la aplicación en Bachilleratos.

Parece obvio que esta medida surge como consecuencia del impacto causado entre las autoridades educativas federales de los magros resultados en los exámenes PISA, aunque ya desde hace varios años existieron diversos intentos de realizar alguna medida de ese tipo, y ante la desilusión por la poca “utilidad” del Instituto Nacional de Evaluación Educativa que realiza otros procesos diferentes de Evaluación. Este impacto sobre todo de los resultados de PISA se muestran en el compromiso asumido en el Programa Sectorial 2007-2012, en donde se lleva el compromiso de subir en los resultados de PISA en un porcentaje, esto que aparentemente es un acierto en realidad desde mi punto de vista es reducir la calidad educativa a un puntaje n un examen, así sea uno que se pueda argumentar sea de gran calidad como el PISA.

Estas reflexiones las realizo desde mi función como Director de Escuela Primaria y persona preocupada por la Educación y desde mi perspectiva de haber participado en el Proyecto de Gestión Escolar en la Escuela Primaria entre 1996-2000, y haber promovido en Colima el denominado Concurso de Escuelas de Calidad, desde 1998.

Llevamos aplicados 12 exámenes censales anuales (parecidos a Enlace, con la base de datos de su antecedente los Exámenes de Aprovechamiento Escolar). En lo personal tuve un papel muy activo como promotor, o más que eso, del denominado Concurso de Escuelas de Calidad.

Uno de los planteamientos que realizo tiene que ver con ello, ya que precisamente en Concurso mencionado, que no es otra cosa que un examen censal, éste ha tenido como objetivo: Estimular la calidad de la educación a través de un examen. Esta Política que inició en 1998, hasta el ciclo pasado continuó, y nada ha provocado la Calidad que se pretendía, Colima obtiene ahora en Enlace primaria calificaciones más bajas del promedio nacional igual que hace 12 años, creo que somos como estado el más claro ejemplo que esa política no promueve el desarrollo, la innovación ni la comprensión. Ni siquiera la mejora en los resultados de exámenes de su tipo. Esta idea está muy arraigada entre el magisterio, si los alumnos aprenden a resolver exámenes saldrán mejor evaluados, prácticas reales de muchas escuelas parecen validar esta creencia, pero eso tiene un límite, al igual que en las personas mismas.

Por lo anterior el asunto de los exámenes como medida de política educativa debe analizarse, desde mi punto de vista, muy ligado al Caso Colima, ya que fue de las primeras, si no la primera, de las entidades federativas que decidió realizar un examen censal, es decir a todos los alumnos, incluso se tienen datos de 12 años de exámenes para tener un referente y con ello “estimular a los colectivos escolares en la mejora de la calidad educativa”, es decir se establecía como medida de comparación y por tanto política para presionar a todas las escuelas mediante la publicación de los resultados. , sus resultados son públicos pero no se publican en prensa, sólo los conocemos los interesados pero accedemos a toda la información (puesto que se entregan en sobre cerrado a cada Director de Escuela, Supervisor y Jefes de Sector) y nadie se interesa por hacerlos de conocimiento de la prensa. Durante 6 años el Secretario de Educación, anterior, reunía por Municipio a todos los Directivos y Sociedades de padres de familia y mostraba sus resultados en una presentación con una flecha a la baja o al alza y se suponía que calificaba a las escuelas. Por ejemplo en el 2003 la Escuela con mayor puntaje en Primaria obtuvo 59.7799 y en el 2009 la escuela con mayor puntaje obtuvo 60.23 (menos de un punto arriba) como es de observarse las diferencias son mínimas.

No existe datos contundentes que después de 12 años las escuelas obtengan mejores resultados, los datos después de 10 años son iguales (la diferencia de años se debe a que a partir del año 2000 los exámenes dejaron de ser aplicados por aplicadores externos al magisterio, y los primeros 2 años sólo se aplicó en 3° y 6° de primaria). La razón del cambio la expuso el Secretario de Educación de ese entonces es que cómo estos resultados eran los que se iban a México como Aprovechamiento Escolar y Colima salía debajo de la Media no iba a seguir “pagando aplicadores”, para que ahora si los maestros de Colima le “hicieran como los de otras entidades” y Colima mejorará sus resultados. Esto iba acompañado de la reflexión de que en otros Estados se permitía la copia.

Es sabido que ciertas escuelas que salen bien evaluadas practican resolver exámenes, y como para las escuelas públicas puede significar acceso a recursos quienes quieren obtenerlos pues se preocupan de salir bien. Esa creencia tiene mucho arraigo en las escuelas particulares, beneficiarias directas y claras del impacto de la política de examinación para validar la calidad. En este tipo de escuelas la obtención de un primer lugar o un segundo es importante, y se implican en lograr mejores resultados, haciendo extensiva a los alumnos, por ello sistemáticamente han obtenido mejores puntajes. (ejem. www.campoverde.edu.mx, www.colegioanahuac.edu.mx). En tanto que en otras escuelas, las de bajo puntaje, no existe ese factor de preocupación.

Esa idea tiene un fundamento real, pues los alumnos estudian repasan, aprenden de memoria, practican, la cuestión está en que ese tiempo lo pueden utilizar de mejor manera y se puede y debe promover otro tipo de reflexión. Otro tipo de actividades. Evidentemente que esos métodos de enseñanza promueven el aprendizaje memorístico y no un aprendizaje para la vida, o como actualmente se promueve, el desarrollo de competencias.

En cuanto a la forma, el primer cuestionamiento es el por qué en pleno s. XXI crece la tendencia hacia la exanimación -y saturación- a través de pruebas escritas para enjuiciar la calidad de la educación, y con ello la Calidad de las escuelas, de los Directores, de los Docentes y en última instancia de los estudiantes, cuando esta forma utilizada indiscriminadamente lleva a la cosificación de los procesos y los sujetos, a concebir a los alumnos como depósitos de conocimientos.

Por qué los responsables de estas decisiones evaluativas jalonean los procesos hacia prácticas pasadas, objetivistas, cuándo las tendencias actuales en la educación exigen a los docentes una práctica de enseñanza aprendizaje innovadora, con un profundo hincapié en las necesidades sociales de aprender de manera flexible, comprensiva, resolutiva, aprender en colaboración, aprender para la convivencia, al desarrollo del ser humano en todas sus áreas, intelectual, afectiva, social, física-motriz, actitudinal, etc.

Por qué tender hacia el enjuiciamiento objetivista, cuando existen alternativas de evaluación innovadora, por qué unos instrumentos fáciles de elaborar, de aplicar, contabilizar, cuando al docente se le exige la elaboración y participación en procesos educativos de elevada complejidad?

Otro cuestionamiento en cuanto a la forma, es el relativo a la cantidad de exámenes que aplica la Secretaría de Educación, (en algunos grados es demasiado excesiva), este ciclo escolar en Colima los cerca de 11 mil alumnos que terminaran sexto grado recibirán por lo menos 3 exámenes realizados por la Secretaría de Educación entre el periodo que va de marzo a junio, ¿Qué se obtendrá de ello? ¿Qué análisis profundo podrá hacerse de tanta información sobre lo mismo? ¿Cuántos recursos públicos se utilizarán para esa gigantesca labor?

En este mismo sentido, cómo podemos los docentes y directivos justificar y motivar a los alumnos y alumnas ante esta oleada de exámenes externos, porque además los maestros de las escuelas, realizan exámenes para verificar que es lo que están aprendiendo sus alumnos y tomar medidas en lo corto para corregir y adecuar los contenidos. Cómo solicitar la ayuda y apoyo de los padres y madres de familia para que en lugar de colaborar en un proceso formativo comprensivo del aprendizaje de sus hijos, contribuyan a la formación de hábitos de estímulo respuesta de preguntas de exámenes? Porque al parecer la evaluación externa propicia más la habilidad del alumno para responder exámenes, y esto nos sitúa en un elemento de trasfondo de estas acciones, y que es el concepto, filosofía y política que está en la base de estas decisiones en materia de evaluación. Sin embargo los resultados en Colima muestran que esos logros son marginales y que aquellas escuelas que logran subir un poco hasta un determinado puntaje no suben de ese puntaje pasado el tiempo, hoy 12 años después de los primeros exámenes los resultados de las escuelas siguen situados en los mismos porcentajes 58% a 60% de aquellas escuelas aún particulares que obtienen los primeros lugares. Aún en el caso de secundarias en que logra una secundaria particular porcentajes de 70 % (esto se debe al examen de inglés) sigue en el mismo porcentaje.

Para estar a tono esta política bien podría expresarse en términos concretos como la de “formar alumnos competentes para contestar exámenes”.


Todo lo anterior no sería tan grave si fuera aislado, pero esto ha venido siendo constante en los últimos años, entre los gastos que se generan por estos exámenes considérese el pago que se hace de funcionarios públicos para que los elaboren, los distribuyan, apliquen, califiquen y publiquen sus resultados. Es inquietante ver como la propia Secretaría de Educación elabora esos exámenes, y después piden que se trabaje en torno a Competencias se deje la memorización y se promueva el desarrollo del pensamiento crítico.

La práctica de examinar no ha provocado en Colima como resultado que los alumnos mejoren en los indicadores de calidad, incluso en los exámenes. Colima no ha subido en Enlace a pesar de la práctica constante de exámenes, sigue debajo de la media en Primaria. De hecho en Secundaria se bajó sensiblemente sobre todo ahora que hay mayor retención de alumnos, una vez que ha disminuido la expulsión de alumnos en secundaria los resultados fueron a la baja.

Algunos datos[AEM4] :

Español Primaria

Colima

Nacional

2006

496.7

500.0

2007

508.8

507.8

2008

511.4

513.8

2009

509.0

520.4

Matemáticas Primaria

Colima

Nacional

2006

497.0

500.0

2007

511.3

509.3

2008

505.4

512.8

2009

512.5

522.6

Cómo es de observarse la dinámica de los resultados nos muestra cómo mientras la media nacional avanzó en Colima existió un estancamiento y retroceso. Sobre todo lo más interesante es el primer despunte, ligado a la orden expresada por el entonces Secretario de Educación Carlos Flores en el auditorio del Complejo Administrativo regresando de la la Reunión nacional de Autoridades Educativas en marzo de 2007 cuando se publican los resultados de Enlace en la que ordena “practiquen exámenes, pongan a estudiar a los alumnos, no queremos volver a ver esos resultados” a todos los directores de Primaria y Secundaria de todo el Estado.

Esa práctica tiene un cierto efecto pero hasta ese nivel, la política de evaluar para medir y evidenciar no conlleva una mejora real en los centros escolares, al igual que sucede con las personas.

En el caso de secundaria la evidencia es clara, una vez que se tomo en cuenta a los grupos de los primeros grados donde aún no se da tanto la deserción provocada por la reprobación y expulsión de los alumnos el Estado de Colima muestra esa tendencia, observemos:

Matemáticas:

Año

Resultado Colima

Alumnos evaluados

Resultados nacionales

2006

512.6

8,263

500.0

2007

520.5

8,267

511.3

2008

518.3

8,935

519.0

2009

502.4

30,939

506.0

Español:

Año

Resultado Colima

Alumnos evaluados

Resultados nacionales

2006

512.6

8,271

500.0

2007

531.7

8,257

513.7

2008

523.3

8,941

514.1

2009

497.1

30,967

504.5

Es observable cómo al aumentar el alumnado bajan los resultados y no porque esto sea malo o afecte la calidad, los alumnos que no eran evaluados antes porque no llegaban a 3° de Secundaria eran datos más negativos aún, puesto que estaban expulsados de la escuela. Veamos por ejemplo cómo el número de alumnos evaluados en 3° de secundaria subió de 8257 a 8941 es decir en casi 700 alumnos en el año 2007 a 2008 y ese solo hecho bajo los resultados estatales en ambas materias, posteriormente al año 2009 subió el número de alumnos por integrarse los grupos de 1° y 2° casi 22000 alumnos más es decir casi 11,000[2] por generación, los resultados se desplomaron.


[1] www.enlace.sep.gob.mx

[2] En sexto grado normalmente se evalúan 11,000 alumnos aproximadamente.


[

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